NUESTRO SABER HACER: LA COCINA DE PRECISIÓN

Desde la crepera familiar hasta la plancha profesional, todos los aparatos Krampouz son diseñados y fabricados en nuestra fábrica. Nuestros productos son un reflejo de la exigencia de calidad y rendimiento que tanto nos caracteriza. Dentro de una estrategia de innovación constante, la empresa desarrolla y preserva desde hace más de 70 años un saber hacer único al servicio de los profesionales y los particulares.

Este saber hacer excepcional fue reconocido en 2017 mediante el sello Empresa del Patrimonio Vivo (EPV). Con él, el Estado francés distingue a las empresas francesas con procedimientos artesanales e industriales de excelencia, que denotan un dominio de conocimientos poco frecuentes y con un alto grado de tecnicidad. Todo un reconocimiento al diseño y la fabricación de las creperas Krampouz.

Históricamente anclado en el mundo de la cocina profesional, Krampouz no deja de escuchar a sus usuarios para hacer evolucionar sus productos. Nuestros aparatos son imaginados y estudiados por nuestro departamento de Investigación y Desarrollo, partiendo de nuestro profundo conocimiento de la cocina profesional y en contacto estrecho con nuestros clientes. Sus apreciaciones contribuyen también a crear los productos del futuro. Restauradores y particulares reconocen hoy en día la excelente calidad de fabricación de Krampouz, que combina tradición e innovación.

Desde 1949, la cocción de precisión ocupa un lugar central en nuestra filosofía. Diseñamos aparatos de cocción de gama alta, con una excelente distribución del calor por toda la superficie de cocción y con una regulación de la temperatura fácil, estable, precisa y reactiva.

Todos los aparatos Krampouz son el reflejo de un saber hacer cuidadosamente preservado y desarrollado, así como de una constante búsqueda de rendimiento y de durabilidad. Todos estos ingredientes hacen que sean unos compañeros de cocina fieles y apreciados.

No en vano, la crepera suele transmitirse de generación en generación en las familias bretonas: Un legado que tiene mucho de magdalena de Proust…